En los dos últimos siglos ha cambiado radicalmente la visión inicial del capitalismo. Se ha pasado de trabajar de sol a sol y todos los días de la semana, a un punto totalmente distinto. Ahora tenemos una semana de 5 días laborables y 2 festivos, 8 horas de trabajo al día, y un mes de vacaciones pagadas. Podemos decir que si los trabajadores han conseguido todos estos progresos en lo que se refiere a tiempo y remuneración en el trabajo es gracias a las luchas de la clase obrera durante estos dos años. Si somos simpatizantes de la patronal, diremos que ha sido gracias a las filosofías Keynesianas: “dale tiempo de ocio y dinero al trabajador, y será otro consumidor, y total, más dinero para mí”. Podemos pensar una u otra, pero el caso es que ahora tenemos mucho más tiempo de ocio, y muchas más opciones para consumir ese tiempo de ocio.
Espectáculos, conciertos, ferias, festivales, viajes, bares, etc. Son recursos de ocio que han existido y existirán durante siglos y siglos. En ellos, hay interacción con otras personas, mayor o menos, ya sea por una larga conversación, cantar conjuntamente o una canción, o disfrutar con la pareja/familia/amigos de un lugar exótico. Pero un nuevo elemento se ha introducido en el ocio, arrasando y creando un imperio que no sólo ha cambiado la forma de gastar tu tiempo de ocio, también con quién, y es que cada vez lo hacemos solos. PlayStation, mp3, internet, etc., nos proporcionan mucho entretenimiento de una forma sencilla, y sin necesidad de tener a nadie alrededor. Aunque se creen redes sociales, aunque se puedan jugar con varios amigos a las consolas, la verdad es que cada vez se ven menos niños en la calle, y cada vez más niños solitarios, que se encierran en la habitación con el ordenador.
Resulta paradójico que, cuanto menos tiempo de ocio tenemos, la tónica es salir cada vez salir menos de casa. Por suerte, siguen habiendo los espectáculos, y detalles de antes, como por ejemplo un bar, donde poder hablar con los amigos, y pasar tranquilamente el rato. Porque aunque no sea tan emocionante como ir a un parque de atracciones, también se pasa bien, y aunque existan 50.000 redes sociales, unas risas siempre serán más poderosas que un emoticono.
Espectáculos, conciertos, ferias, festivales, viajes, bares, etc. Son recursos de ocio que han existido y existirán durante siglos y siglos. En ellos, hay interacción con otras personas, mayor o menos, ya sea por una larga conversación, cantar conjuntamente o una canción, o disfrutar con la pareja/familia/amigos de un lugar exótico. Pero un nuevo elemento se ha introducido en el ocio, arrasando y creando un imperio que no sólo ha cambiado la forma de gastar tu tiempo de ocio, también con quién, y es que cada vez lo hacemos solos. PlayStation, mp3, internet, etc., nos proporcionan mucho entretenimiento de una forma sencilla, y sin necesidad de tener a nadie alrededor. Aunque se creen redes sociales, aunque se puedan jugar con varios amigos a las consolas, la verdad es que cada vez se ven menos niños en la calle, y cada vez más niños solitarios, que se encierran en la habitación con el ordenador.
Resulta paradójico que, cuanto menos tiempo de ocio tenemos, la tónica es salir cada vez salir menos de casa. Por suerte, siguen habiendo los espectáculos, y detalles de antes, como por ejemplo un bar, donde poder hablar con los amigos, y pasar tranquilamente el rato. Porque aunque no sea tan emocionante como ir a un parque de atracciones, también se pasa bien, y aunque existan 50.000 redes sociales, unas risas siempre serán más poderosas que un emoticono.
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